A veces sientes que no puedes vivir sin una persona, sientes que si te deja, tu mundo se va con ella, que todo se derrumba y que solo te quedan los recuerdos de los momentos más bonitos y de los menos también. Todo se te viene encima, te haces mil preguntas de las que nadie tiene las respuestas, lloras y lloras por las noches hasta que te quedas dormida y te despiertas con un nudo en la garganta. Intentas cambiar la realidad, pero ya no se puede y tienes que aguantarte viviendo algo a lo que un día tuviste pánico de vivir. Ahora vives con el corazón desinflado y esperando el momento en el que te venga a buscar, se te acerque, te abrace y te diga que no quiere seguir sin ti. Ya no son comunes las sonrisas en tu rostro y tampoco dibujas corazones con vuestros nombres en la mesa del instituto, solo te entretienes viendo los que dibujaste 1 mes antes. Y simplemente te jodes, te deprimes y sigues adelante como puedes, sin olvidarle solamente acostumbrándote a estar sin él aunque eso cueste un mundo. Ahora tampoco escuchas canciones alegres, solo te limitas a tirarte en la cama y escuchar lo más triste que encuentras en el móvil mientras piensas como hubiera sido un futuro con él. Entonces te das cuenta de que no todo está perdido, de que te quedan muchos años por vivir y es cuando la esperanza vuelve a ti y te propones volver a luchar por lo que perdiste, sin miedos, sin preocupaciones y con más ganas que nunca.