Me refiero a que es la única persona que quiero de verdad. Aunque suene cursi, refinado o de crías, es él la única persona que me gustaría ver cuando paso por la estación. Todo me recuerda a él; las canciones, las películas, los libros, el color azul, los números impares, todo a él y el café, a las noches que pasé delante de una pantalla esperando a que 200 km se convirtieran en un te quiero.